Más de ocho horas antes de que un mortífero incendio arrasara la ciudad hawaiana de Lahaina el 8 de agosto, se prendió un pequeño fuego en unos matorrales de los límites de un barrio residencial situado a poco más de 1,6 km del histórico paseo marítimo de la ciudad.
Los bomberos, que pasaron horas sofocando el fuego con agua y delimitando los campos en llamas con maquinaria pesada, lograron mantener el incendio alejado de las viviendas cercanas, conteniéndolo en algunas parcelas vacías.
Entonces se produjo lo que podría ser uno de los momentos clave de una catástrofe que se convirtió en el incendio forestal más mortífero que ha sucedido en Estados Unidos en más de un siglo. Aunque ráfagas de viento huracanado soplaban sobre el lugar del incendio y los áridos matorrales circundantes, las cuadrillas de bomberos abandonaron el vecindario. Según las autoridades, los necesitaban en otros lugares.
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En menos de una hora, según los residentes y las autoridades del condado de Maui, el incendio inicial de los matorrales se reavivó y se propagó con fuerza por la ladera hacia el océano, destruyendo casi todo a su paso. Esta vez, el fuego se descontroló a gran velocidad. El número de fallecidos asciende al menos a 115, y más de 2000 estructuras fueron destruidas.
En entrevistas realizadas esta semana, varios residentes de la zona cercana al incendio original dijeron que, cuando vieron que los camiones de bomberos abandonaron el vecindario, se preocuparon por la posibilidad de que se reactivara. El fuego, impulsado por el viento, había arrojado grandes cantidades de brasas a los pastos secos, señalaron algunos de ellos.
“Me enojé porque estaban dejando la zona desatendida”, relató Juan Advincula, de 58 años, quien presenció los primeros intentos por apagar el fuego. “Lo que me daba miedo eran los vientos, la sequedad y las brasas. Alguien debió haberse quedado”.
Poco después de que los equipos de bomberos se fueran, aseguraron los residentes, el incendio se reanudó a lo largo del borde del barrio y comenzó a propagarse rápidamente por la ladera, arrojando brasas en los pastizales y arbustos resecos.
El gobernador Josh Green afirmó en una entrevista que el fuego había sido “apagado de manera temporal” antes de que “estallara de nuevo”.
“Creo que solo hubo brasas y viento”, comentó.
El jefe de bomberos de Maui, Brad Ventura, dijo en un comunicado que las cuadrillas habían abandonado el lugar del primer incendio para ayudar a atender “numerosas llamadas adicionales de servicio en otras zonas del oeste de Maui”, en su mayoría por cables eléctricos caídos.
El incendio inicial comenzó cerca de las 6:35 a. m. en una zona situada a más de 1,6 km por encima del distrito comercial central de la ciudad. Al parecer, las llamas brotaron junto a Lahainaluna Road, en la zona de un tendido eléctrico roto operado por Hawaiian Electric, según muestran las imágenes de video. El fuego ya estaba arrasando la hierba seca cuando los bomberos llegaron al lugar, y había crecido lo suficiente como para que algunos residentes fueran evacuados por el espeso humo.
A las 9:00 a. m., los bomberos declararon que el incendio de matorrales estaba “contenido al cien por ciento”, según un comunicado del condado. Los equipos de bomberos permanecieron en el lugar varias horas, vigilando la zona, según los videos grabados por los residentes.
Kimo Clark, propietario de una empresa de excavaciones, dijo que cuando se enteró del incendio, que se produjo en el barrio donde vivían sus padres, ofreció los servicios de su empresa para ayudar. Dijo que abandonó el lugar de los hechos hacia el mediodía, y que los bomberos le dieron las gracias por ayudar y le dijeron que ya no necesitaban sus servicios.
“Había un poco de humo aquí y allá, pero estaba bastante apagado”, aseguró Clark. “No puedes contener cada trozo de raíz y madera que arde. Es como el carbón. Tendría que llover e inundarse para apagar todo eso”.
Aunque el condado ha dicho desde el principio que el incendio de matorrales inicial de alrededor de 1,2 hectáreas fue “contenido en un cien por ciento” antes de que los bomberos se fueran, eso no significaría que el fuego se extinguió. “Significa que los bomberos tienen el incendio totalmente rodeado por un perímetro, dentro del cual todavía puede arder”, explicó el condado mediante un comunicado de prensa la semana pasada explicando los términos. “Un incendio se declara ‘extinguido’ cuando el personal de bomberos cree que no queda nada ardiendo”.
En su comunicado del martes, Ventura cambió la descripción del condado sobre el estado del incendio temprano, llamándolo ahora “extinguido”, sin humo ni calor. Las cuadrillas abandonaron el lugar a las 2:00 p. m., afirmó.
Sin embargo, una mujer que vive cerca del lugar del incendio original y que no quiso ser identificada porque estaba colaborando en la investigación del incendio dijo que el territorio quemado en el límite del barrio seguía mostrando signos de calor esa misma tarde, con humo que se elevaba en pequeños puntos. Dijo que el fuego se reavivó junto a su casa cerca de las 2:45 p. m., y llamó al 911.
Cuando las llamas empezaron a propagarse, algunos vecinos se apresuraron a tomar mangueras para apagar el incendio y otros focos nuevos, mientras otros metían a los niños en los vehículos para huir de la zona. Los bomberos se apresuraron a volver al lugar, pero para entonces las llamas ya habían superado la zona de contención, y los vientos empujaban el fuego hacia los densos barrios residenciales de abajo.
“El viento lo impulsó mucho. Había vientos de entre 97 y 128 kilómetros por hora, y no estamos capacitados para eso”, explicó Bobby Lee, presidente de la Asociación de Bomberos de Hawái. “Era un soplete que animaba el fuego de lado y lo empujaba casa por casa más rápido de lo que nadie podía extinguirlo”.
Christopher Dicus, profesor especializado en incendios forestales y gestión de combustibles de la Universidad Politécnica Estatal de California, dijo que un incendio contenido no significa que esté totalmente controlado. Parte del personal suele quedarse para vigilar las secuelas, afirmó, pero a menudo las cuadrillas abandonan el lugar del incendio para ahorrar costos o realizar otras tareas.
Sin embargo, un incendio que parece extinguido puede resurgir de manera inesperada, sobre todo con vientos fuertes. Recordó el incendio de 1991 que consumió miles de edificios y mató a 25 personas en Oakland, California.
Los expertos habían estado advirtiendo en los últimos años sobre los crecientes riesgos de incendios forestales en el oeste de Maui, un entorno ventoso lleno de pastos no nativos, el cual es particularmente inflamable durante las sequías regulares, cada vez más frecuentes.
Todas estas condiciones crearon un riesgo de incendio peligroso y predecible, como advirtió ese día el Servicio Meteorológico Nacional, el cual señaló un huracán en alta mar y los fuertes vientos que soplaban sobre las cimas de las crestas. Incluso antes de que aparecieran las llamas en Lahaina esa mañana, se había producido un incendio de matorrales cerca de Kula, en otra parte de Maui.
Los bomberos habrían tenido que sopesar el riesgo de que los fuertes vientos reavivaran el incendio de matorrales de la mañana y la necesidad de utilizar recursos en otros lugares. La asociación de bomberos calcula que hay cerca de 65 bomberos de guardia en la isla en un momento dado.
“No tenemos muchos bomberos adicionales que puedan venir de Jersey o Pensilvania”, señaló Green. “Tenemos lo que tenemos. Así que el fuego se reactivó y se extendió a la ciudad, y la ciudad estaba seca. Así que el resto, por supuesto, es una tragedia”.
El gobernador dijo que el fuego reavivado estaba fuera de control antes de que los bomberos pudieran hacerle frente de forma adecuada, y empeoró rápidamente.
El infierno avanzaba tan rápido, relató el gobernador, que algunos camiones de bomberos quedaron atrapados en su camino. “Dos camiones enormes fueron consumidos y fundidos de inmediato”, agregó. “Los camiones de bomberos quedaron derretidos”.
Para cuando el fuego empezó a avanzar por la parte central de la ciudad, los bomberos se habían encontrado con un nuevo problema: el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad estaba empezando a colapsar, lo que dejó sin agua los hidrantes. Los bomberos, algunos de los cuales vivían en el pueblo y perdieron sus casas, tenían poco poder para detener las llamas en ese punto.
El fiscal general del estado ha dicho que encargará una investigación externa para indagar las causas del incendio de Lahaina y las labores para combatirlo. Lo más probable es que la investigación también examine la decisión de abandonar el lugar del incendio previo, una decisión que algunos residentes siguen debatiendo.
Jay Ramos, que vive cerca y tuvo que evacuar a su familia antes de que regresaran los bomberos, dijo que el día probablemente se habría desarrollado de manera muy diferente si los equipos se hubieran quedado un poco más después del primer incendio matutino. Sin embargo, dijo que los equipos de bomberos de la isla siempre han respondido rápidamente y han hecho lo que pensaban era correcto en ese momento.
“No los culpo en absoluto”, afirmó.
Pero Aaron Arconado, de 27 años, dijo que no podía evitar pensar que la partida de las cuadrillas, de un área que, según dijo, se sabe que tiene incendios forestales, en un día con tanto viento, había sido una decisión equivocada. Dijo que él y su padre se sorprendieron cuando vieron a los bomberos irse.
“Desearía que se hubieran quedado más tiempo, porque eso podría haber cambiado las cosas”, dijo Arconado. “Y todavía tendríamos una ciudad”.
Fuente: nytimes.com